Una cierta magia envuelve al cabo Polonio, joya de la costa uruguaya detenida en el tiempo, habitada por hippies setenteros y pescadores-artesanos, y donde numerosos viajeros acuden cada año como si de una meca se tratase. Buscan allí una pausa a la velocidad abrumadora del mundo.
En julio de 2009 fue declarado Parque Nacional, integrándose así en el Sistema de Áreas Protegidas de Uruguay. Una medida de gran importancia ante el aumento constante del turismo en la zona. Y es que, lo que comenzó siendo una pequeña aldea de pescadores, no deja de encandilar a todo aquel que pasa por allí, haciendo del boca a boca su mejor promoción.
Nada de agua corriente. Ni luz eléctrica. Ni cobertura móvil. El aislamiento está asegurado, y será este el principal incentivo para disfrutar de un entorno natural con muchos atractivos. En cabo Polonio está la segunda colonia de leones marinos más grande del país. Debajo del faro y en tres pequeñas islas cercanas, la Encantada, el Islote y la Rasa, se puede observar a estos animales nadando ágiles en aguas del Atlántico o tomando el sol en las rocas. Pero no son los únicos que escogen este lugar, también se observan ballenas francas australes entre agosto y noviembre, y pingüinos entre mayo y agosto.
Cuenta además con un ecosistema de dunas y médanos que desde 1966 son monumento natural y que alcanzan los 30 metros de altura. Playas interminables de arena fina que se extienden a los extremos del cabo invitando a caminar por ellas hasta la caída del sol.
La noche es sin duda el momento más esperado, cuando la oscuridad absoluta envuelve las solitarias cabañas de madera y el faro cobra protagonismo, rompiendo cada 12 segundos esa intimidad. Así lo destaca en uno de sus temas el cantante Jorge Drexler, quien encontró en el cabo su lugar de inspiración: “Pie detrás de pie no hay manera de caminar la noche del cabo, revelada en un inmenso radar…”.
A medida que los ojos se acostumbran a la ausencia de luz, las estrellas se encienden en el cielo. Suenan las guitarras en cada círculo de amigos mientras lugareños cuentan sus leyendas. Es entonces cuando cabo Polonio se inunda de magia.
- Cómo llegar: El punto de acceso está en el km 264.5 de la ruta 10, hasta donde se puede llegar en coche o autobús desde Montevideo. Una vez allí, dado que el cabo está en un espacio protegido, solo se puede llegar a pie (6 km), a caballo, o usando un servicio de camiones comunitarios.
- Alojamiento: Alquilar una cabaña puede ser la mejor opción. También hay varios hostales en el cabo.
- Qué llevar: Bañador, toalla, gafas de sol y, sobre todo, ganas de desconectar del resto del mundo.
Fuente: 20minutos.es
Artículo publicado en: Destino Punta del Este
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