Ir al contenido principal

Un rincón coqueto y escondido para descubrir en Punta del Este



El Chorro tiene una geografía ideal, diseñada por la naturaleza como un anfiteatro con vista al mar; muchas celebrities que buscan el bajo perfil eligen esta zona.

Cuenta la leyenda que un grupo de pescadores uruguayos descubrió hace tiempo, en lo alto de las lomadas de arena y pastizales que adornaban por entonces el paisaje virgen más al este de Punta del Este, un chorro de agua que surgía incesante de la tierra. Un manantial, diríamos, pero ellos prefirieron usar esa palabra más coloquial: El Chorro. Así bautizaron esa zona los primeros pobladores, en general provenientes de San Carlos y Maldonado en busca de soledad y aventura, además de buena pesca.
Poco a poco, la voz se corrió. Ese lugar demostró muchas virtudes: la vertiente de agua pura, una laguna natural a pocos metros, y el terreno con una geografía ideal, escalonada, diseñada por la naturaleza como un anfiteatro con vista al mar. Hubo un visionario que asentó una de las primeras piedras: Eduardo Costantini.
El empresario vio en la playa El Chorro todas sus posibilidades de explotación e instaló su casa de veraneo ahí cuando era apenas un pueblo de pescadores. Con el tiempo, se convirtió en uno de los barrios más coquetos de Punta del Este, escondido de la mirada de los curiosos. Cuando uno pasa por la ruta 10, pareciera que luego de cruzar la 104, perpendicular al mar, sólo hay un puñado de casas sobre la arena y luego el extenso campo que hay que atravesar para llegar a José Ignacio. Pero doblando por uno de los caminos de tierra, todo un barrio se levanta y tiene vida propia.
Sólo hay casas y se ajustan a la estricta legislación que rige para evitar que grandes edificios condicionen la vista privilegiada del horizonte azul a algún vecino. Las casas de El Chorro son muy características y se distinguen de las de Punta Piedras, el barrio que está a la vera del mar, por sus colores. En Punta Piedras, las paredes son grises, brillan las piedras lajas y los cercos de madera, mientras que en El Chorro, la mayoría de los dueños eligió un color estridente para su casa: rojo, naranja, verde claro y oscuro, azul intenso, fucsia y bordó.
Si bien El Chorro fue el primer nombre que se le dio a Manantiales, que es en donde está la vertiente, hoy la zona se divide en varios barrios y son identificados por los lugareños como El Chorro, La Bota, Punta Piedras y Balneario Buenos Aires. “Llegué hace 17 años, desde Colonia, y amo este lugar, acá se respira otro aire y la gente es muy tranquila, muy amable”, cuenta Horacio Pereyra, Horacito, el dueño del kiosco y almacén más famoso de la zona. Famoso porque es un punto de referencia. “Antes/después del kiosco de El Chorro”, es sin dudas un mojón para los veraneantes.
“Elijo este barrio desde hace muchos años porque es muy tranquilo, muy ‘uruguayo’. Acá los primeros en instalar sus casas de veraneo fueron personasde San Carlos y de Maldonado. Se puede ir caminando a la playa, y si queremos ir a buscar un poco más de urbanización estamos muy cerca de Manantiales, donde la oferta gastronómica y de arte es muy fuerte”, dice Gabriela, de zona norte, Buenos Aires, que llegó para pasar las fiestas con toda su familia y se quedará hasta febrero.
Si bien es un barrio principalmente familiar, son muchos los grupos de amigos de entre 30 y 40 años que eligen este barrio para sus vacaciones. “La zona es muy tranquila y estamos a mano para salir por La Barra o José Ignacio”, cuenta Martín, de Pilar, que eligió un coqueto chalet para pasar las fiestas con sus amigos, lo suficientemente espacioso, con jardín y parrilla, para poder organizar asados y reuniones allí. “Nuestro plan ideal es llamar a todos nuestros amigos y que se vengan a El Chorro, armar un asado o picada y después quizás salir a bailar”, agrega.
Los alquileres son costosos pero hay opciones más alejadas del mar que no se diferencian mucho de otras zonas. Y pese a estar oculto, es una de las áreas que gozan con la mayor ocupación por estos días. Según la inmobiliaria Contacto, tienen un 90% de ocupación en temporada alta.
La zona se está instalando también como polo gastronómico alternativo. El bar Elmo, una especie de speakeasy al que resulta imposible llegar sin referencias precisas, es uno de los más concurridos por los veraneantes de El Chorro. Muy cerca están La Huerta, El Abrazo, El Camino y otros restaurantes que gozan de reservas a pleno.
Por El Chorro se suele ver a muchas celebrities argentinas que buscan un bajo perfil y disfrutar de la playa lejos del ruido de Manantiales y La Barra: Adrián Suar y Griselda Siciliani, los Costantini, Cecilia Züberbhuler y la it-girl Sofía Sánchez Barrenechea suelen verse en las callecitas diagramadas en semicírculo que caracterizan este lugar casi escondido.

Fotos

















Fuente: La Nación
Artículo publicado en: Destino Punta del Este.

Comentarios

La más vistas.

Los Humedales de los Arroyos Maldonado y San Carlos

La cuenca del Arroyo Maldonado desde su naciente hasta su desembocadura en el Océano Atlántico, ocupa aproximadamente 1.376 km². Tiene asociada una importante red de cauces, de los que se destacan en el Arroyo San Carlos y el propio Arroyo Maldonado, con una extensión desde la ruta 9 de aproximadamente 52 y 35 km respectivamente. Los humedales de los arroyos Maldonado y San Carlos se ubican en la parte centro-sur del Departamento de Maldonado y comprenden las llanuras de inundación tanto de sus cauces, como la de sus tributarios, cubriendo una superficie de algo más de 13.000 hectáreas. Las características de estos humedales presentan una muy marcada diferenciación de Sur a Norte, dado por el gradiente salino, que en la zona media-baja del Arroyo Maldonado, permite la existencia de un ambiente propio de marisma. Vegetación de la alameda En esta área se encuentra la vegetación típica de los montes ribereños como Pouteria salicifolia (matajos), Erythrina crista-galli (ceib

Un poco de Historia...

La ciudad de Piriápolis ubicada en el departamento de Maldonado a 40 km de la capital departamental y a 98 km de Montevideo, se construyó sobre los pilares que fundó Francisco Piria en noviembre de 1890 cuando oficializó la compra de campos al sur del Cerro Pan de Azúcar, con el propósito claro de construir una ciudad para el turismo. El verde Destino Piriápolis baña sus 20 km de costa, abrazada por cerros que sirven de marco a la ciudad. Enriquecido por el carisma de su gente, sus riquezas gastronómicas, su historia y su misticismo, este destino invita a recorrerlo, interpretarlo, vivirlo. Piriápolis es un destino para la familia, para los amantes de la naturaleza, la historia, los deportes, los eventos y de los tesoros que rodean la alquimia. Piriápolis fue creado del esfuerzo, tesón, amor e imaginación de un visionario, un Julio Verne moderno, Don Francisco Piria Grossi. Hijo de un marino mercantil, nació en Montevideo en 1847, el 21 de agosto. A los 5 años fue enviado a

Piriápolis, nuestra ciudad mística

Directamente desde el Egipto faraónico hasta el balneario de Piria, dejando atrás a los caballeros templarios, los rosacruces y andá a saber cuántos otros misterios. ¿O creías que nuestro Uruguay laico hasta los tuétanos es impermeable a la mística? Si querés curarte de un golpe este preconcepto, anotate para una expedición contra el escepticismo conducida por Jorge Floriano, un investigador con libros publicados sobre el tema y citado por History Channel. Al final de este artículo encontrarás como participar de este tour que se realiza el domingo 9 de junio. No necesitarás llevar ningún talismán aunque algunas de las cosas que verás metan un poco de miedo; todo hace pensar que nuestros dos más famosos alquimistas, Francisco Piria y Humberto Pittamiglio, solo usaron los conocimientos que adquirieron para hacer el bien, nunca con propósitos malignos. Podrás negar todo lo que quieras, pero así como es tonto creer en todo lo que se dice, también es tonto negarlo sin tener prue