Pedragosa Sierra se transformó en un gran mercado gastronómico. Los diez restaurantes “gourmet” de la avenida mostraron su cocina en la calle. Quieren que el evento se transforme en tradición y para eso lo repetirán una vez al mes.
Aunque Pedragosa Sierra siempre es una calle transitada, estaba especialmente colmada de coches. Es que en la plazoleta que está en el cruce con La Paloma habían montado diez stands donde los restaurantes que conforman el “Boulevard Gourmet” desplegaron sus producciones culinarias para la degustación.
Para participar el comensal debía pagar $ 450. A cambio recibía una pulsera que lo habilitaba al posterior recorrido dentro de las instalaciones y un cartón dividido en doce cuadrados, cada uno con el nombre de los restaurantes de la avenida, que valían por una degustación en cada stand.
“Yo pensé que me iba a tener que ir a comer a casa y voy por la mitad y ya estoy repleto”, comentaba sorprendido un turista argentino.
Uno de los stands más concurridos fue la Table de Jean Paul, donde el reconocido chef preparaba bocados de carne o salmón en pan casero de aceituna o baguete.
“Los autos por aquí pasan a alta velocidad y nosotros queremos que este sea un lugar más tranquilo, lleno de restaurantes gourmet con jardines. Entonces decidimos unirnos y armar este mercado una vez al mes”, explicaron los organizadores.
A pocos pasos de allí, estaba el restaurante Bendita Gula que está dentro del hotel Sisai. En el stand, el cocinero de la selección uruguaya, Aldo Cauteruccio, sacudía una sartén en la que cocinaba risotto de frutos del mar. “Esto en el Complejo Celeste está prohibido, no existe para los jugadores porque tiene manteca, mariscos y está bien condimentado para que quede rico”, dijo Cauteruccio.
El cocinero tiene la concesión del restaurante dentro del hotel. Sin embargo, él no es el chef porque “va y viene todo el tiempo” a Montevideo.
Con una larga fila y a pocos metros estaba el stand de L’incanto. Además de servir los platos, los mozos y cocineros contestaban preguntas sobre su carta y cuál era la clave del restaurante para cocinar “exquisitas pastas”. “Pero ¿cómo hacen la masa de los canelones?”, preguntaba insistente una mujer.
Figuritas
A pesar que habían montados algunos livings, cualquier cordón y sombra debajo de los árboles servía para sentarse a degustar los platos.
La feria estuvo amenizada con música por una banda que tocó temas instrumentales.
Las propuestas fueron variadas. Básicamente dependieron del estilo e identidad de cada restaurante.
Así, los comensales pudieron probar desde pastas y pizzas producidas por el restaurante de origen italiano L’incanto, pasando por rolls de salmón y langostinos en el Floreal, carne del restaurante Boca Chica hasta mini postres de Café Félix.
Más allá de la comida, el tamaño de la fila frente al stand también ayudaba a decidir qué plato probar.
A la hora de beber, también había que hacer largas filas en el stand de agua mineral y en los de la bodega Colinas de Garzón, que ofrecía una variedad de vinos de su producción, así como en los de la vinoteca Grand Cru, que ofrecía degustación de vinos importados.
Fuente: El Liberal
- Articulo publicado en Destino Punta del Este
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