"Gieco es como un padre para mí"
El debut de Abel Pintos en Montevideo será el próximo miércoles en el Auditorio Nacional del Sodre con entradas agotadas. Convertido en un fenómeno de popularidad, el apadrinado de León Gieco, quiere terminar la Secundaria y estudiar Letras.
El cantautor revelación de Argentina, ganador del premio Gardel de Oro, no se toma vacaciones desde hace cinco años y realiza en promedio ochenta conciertos por semestre. Con el disco Sueño Dorado se ubicó al tope de las ventas en su país y en marzo publicará en toda América Latina y España su novena producción titulada Abel, con trece inéditos.
León Gieco lo descubrió cuando era un adolescente, lo invitó a recorrer Argentina en gira y le produjo su primer disco, Para cantar he nacido, que salió al mercado en 1998. Desde entonces Abel Pintos se ganó el respeto de sus fanáticos que se cuentan por miles y de la crítica especializada que lo considera uno de los cantautores más interesantes de su generación.
Aunque tenga un pie en el folclore y otro en el pop como Soledad Pastorutti y Luciano Pereyra su caso es muy distinto. La carrera de Pintos es fruto de un trabajo sostenido casi a la vieja usanza, recorriendo festivales y peñas sin haber puesto su imagen al servicio de ningún reality show. Prefirió cocinar su trayecto artístico a fuego lento.
"La generación de músicos que salió de los realities comenzó bastante tiempo después de que yo empezara a hacer música. Me inicié en esto a los once años y cuando tenía veinte surgieron los programas de ese estilo. A lo mejor si fuera más joven probablemente hubiera participado, no me parece que esos espacios estén mal, es lo que busca un músico para poder dar a conocer sus intenciones", comentó a El País. "Yo siempre mantuve una excelente relación con todos los medios de comunicación pero cuando no tengo nada que anunciar prefiero hacer lo mío, que son los conciertos. El objetivo principal para mí es el encuentro cara a cara con el público, no hay nada mejor que poder hacer giras muy largas".
Pintos habla de León Gieco con mucho agradecimiento. "Es mi padrino, él me permitió subir al escenario de su mano cuando tenía trece años, eso me dio credibilidad porque él es muy respetado. Pero por sobre todas las cosas, desde un lugar humano, él es literalmente como un padre dentro de la música para mí, ha tenido ese tipo de cuidado conmigo, siempre se preocupó porque yo sea feliz, por mi éxito emocional más que profesional".
Sueño Dorado marcó el despegue definitivo del cantautor, con un DVD rodado en la Ciudad Sagrada de los Indios Quilmes, en la provincia de Tucumán, en lugar de hacerlo en un teatro. "Fue una forma de festejar quince años de mi carrera. El repertorio incluye temas de mi autoría de discos anteriores y un par de versiones de otros para reflejar mi primera etapa que fue solo como intérprete. Hicimos el DVD en un lugar místico y natural, en tiempo real pero sin público presente. Creo que esa carga emotiva y espiritual se terminó reflejando en el producto final. Es el álbum más vendido de mi carrera, posibilitó una gira larguísima, gané premios, me hizo muy feliz", explica con la misma suavidad con la que canta.
Abel.
Define a su noveno disco como el más ecléctico de su factura. "Las letras hablan de aceptar las cosas y para mí este álbum significó la libertad de poder componer más allá de los géneros musicales. Me di cuenta que todas las canciones que se hicieron conocidas de mi repertorio responden a géneros distintos, entonces entendí que el público está haciendo foco en lo que digo y en cómo lo digo más que en el contexto musical", reflexiona.
Pintos confiesa que recién ahora está formándose y que tiene previsto terminar la Secundaria que dejó para hacer las giras. Después su idea es estudiar Letras "para tener mayor cantidad de herramientas al momento de escribir" porque hoy su soporte técnico es la lectura. "Leo mucho y géneros distintos, eso me da un abanico grande de vocabulario, tengo un diccionario interno importante, pero también me aporta en lo conceptual porque leo desde ficción hasta poesía".
Sus preferidos en la literatura son Alejandra Pizarnik, Jorge Luis Borges, Wilbur Smith y los cómics de Marvel.
En la música su referente fundamental es Mercedes Sosa, quien participó en su tercer disco, Cosas del corazón. "Fue por ella que empecé a sentir amor por cantar", dice el artista que al mismo tiempo escucha a Megadeth, Pantera, Rubén Blades y Madonna.
"Componer es algo intuitivo para mí, no tengo un sistema pero sé cuando hacer un tratamiento mayor de la metáfora o en qué momento hablar de forma literal. En la estructura sigo siendo muy libre, sólo hago canciones cuando lo que me pasa emocionalmente en cualquier orden de la vida me pide pista para salir", agrega.
Su arribo a toda América Latina y España será con Abel bajo el brazo. Si bien en estos tiempos cibernéticos el público del continente ya lo descubrió en formato virtual, no quería visitar tantos países sin el disco físico disponible en las bateas.
Una concatenación de casualidades
Abel Pintos estudia canto y maneja su voz "como si se tratara de una pedalera para un guitarrista". Afinadísimo y sobre todo inspirado, es de los artistas que tienen "ángel" además de talento que lo soporte.
Durante mucho tiempo, sin ser tucumano y por escuchar obsesivamente a Mercedes Sosa, había incorporado muchos de sus modismos como la erre con sonido de "y griega". Hoy se acuerda de eso y se ríe porque goza del mérito de no parecerse a nadie.
Su despegue fue gracias a una concatenación de casualidades. Era un niño cuando actuó en un homenaje público al que asistió Raúl Lavié, quien a su vez le acercó una grabación suya a un promotor de artistas que tuvo la gran idea de mostrársela a León Gieco. Abel Pintos va desde el pop con intención rockera hasta la dulzura más profunda de sus baladas acarameladas sin problemas. En Sueño Dorado incluyó un clásico de Gustavo Cerati, Cactus, porque se identifica con la letra. "Es lo que me está pasando a nivel personal", confirma.
Abel se lanzó el 9 de octubre en Argentina y se convirtió en Doble Platino por sus ventas en menos de una semana. El sábado 10 y domingo 11 de mayo realizará dos conciertos en el Teatro Vorterix a beneficio de la Fundación Garrahan.
Hasta ahora ganó tres premios Gardel, incluido el de Mejor Álbum de Artista Masculino Pop.
Artículo publicado en El País
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