"Estoy haciendo mi inventario y llevó contabilizadas 5.000 obras"
La prudencia hubiera indicado dejar para otro día la entrevista que habíamos coordinado el miércoles 12 de febrero; pero algo que recién ayer entendí, me decía que no la postergara.
Páez Vilaró calentando las lonjas, antes de desfilar el 14 de febrero. Foto: AP |
"Manejá con mucho cuidado, acá se desató una tormenta terrible", me dijo Páez ese miércoles, cuando me subía a mi coche, en Montevideo, rumbo a Casapueblo. "No te preocupes, Carlos, acá no llueve", respondí.
"Vení despacio, porque seguro que la tormenta te agarra en la ruta", me advirtió.
Al llegar a Atlántida comprobé que la recomendación no era exagerada. La lluvia y el viento recién amainaron al pasar por el segundo peaje y era un recuerdo cuando estacioné casi en la puerta de Casapueblo. El sol se asomó y parecía ordenarle a las nubes que se disiparan; desaparecieron dejando el cielo de Punta Ballena más azul que nunca.
"¿Manejaste tus influencias y tu amigo te hizo caso?", le dije en tono de broma apenas nos abrió la puerta principal del área privada de su casa. Se rió y comentó: "Cuando te llamé parecía el fin del mundo y ahora mirá cómo se puso la tarde...".
Vital, impecablemente vestido con una camisa celeste y pantalón azul, nos recibió con la calidez y bonhomía que lo distinguieron siempre. Nos hizo pasar y aguardó a que Agustín, el camarógrafo, y Julio, el iluminador, instalaran los equipos para la entrevista. Ni él ni yo, imaginamos que sería la última.
"Estoy haciendo mi inventario; es decir, mi testamento", me comentó con un dejo de tristeza, mientras los técnicos pasaban cables de un lado a otro. Confieso que me puse nervioso y quizás en una actitud egoísta, porque no quería escuchar lo que él, seguramente, tenía necesidad de decirme, comenté: "Tendrías que hacer un relevamiento de todos los murales que pintaste en Montevideo".
"No es mala idea", dijo y agregó: "llevo contabilizadas más de cinco mil obras" y su mirada se perdió unos instantes… "Me preocupa que cuando yo no esté se pierda mi obra. Toda colección muere con el coleccionista".
"¿Qué proyectos tenés para este año?", le pregunté.
"Pienso volver a exponer en abril en Casapueblo del Tigre".
-Perdón que los interrumpa, pero estamos prontos para grabar -dijo Agustín.
Durante más de media hora Carlos Páez Vilaró respondió a mis preguntas sobre Eduardo Víctor Haedo y su emblemática casa La Azotea. Recordó lo que significó para Punta del Este y Maldonado: "un lugar de encuentro para artistas, políticos e intelectuales de todas partes del mundo, sin importar su ideologías, ni banderas políticas".
Contó con detalle cómo fue su último encuentro con Haedo. "Me pidió que lo acompañara a recorrer La Azotea. Fue una suerte de inventario en el que Haedo me mostró y me explicó por qué cada cuadro y cada escultura estaba dónde estaba. Luego quiso que rezáramos juntos en la Capilla. A la hora, cuando volví a Casapueblo, sonaba el teléfono para avisarme que Don Eduardo había muerto".
Terminamos la entrevista y Agustín le pidió que saliera a la terraza, para hacer unas tomas.
Páez, en silencio, observaba la infinita belleza de la bahía de Portezuelo. Desde la terraza del Museo, un grupo de turistas lo saludaba. Él respondía levantando su brazo y sonriendo, para volver a perder su mirada entre el manso mar y las sierras. Luego me hizo una guiñada y me preguntó: "¿Hasta dónde me llevará la vida?".
Testimonios desde Argentina
Jorge Luis Borges y Los Morenos de Páez
En 1970, Jorge Luis Borges prologó el libro Los Morenos de Carlos Páez Vilaró. Se trata de uno de los primeros textos que el pintor compatriota ilustró y dedicó a los habitantes del conventillo Mediomundo y a sus compañeros de la comparsa Morenada. En él, el escritor argentino se refirió a la obra de Páez en los siguientes términos:
(…) "Hacia mil novecientos veinte el abogado Pedro Figari descubrió las posibilidades pictóricas de los negros. Otros artistas han seguido su ejemplo, con diversa fortuna; nadie ha logrado y merecido la fama de Carlos Páez Vilaró cuyos sensibles y elocuentes dibujos tengo el honor de prologar. Nos revelan escenas cotidianas del conventillo Mediomundo. El nombre es hermoso; en la calle Chavango (hoy Las Heras) hubo un gran conventillo de negros, que se apodó los cuatro vientos".
"Una de mis primeras memorias, dicho sea de paso, es la de un negro cocinero, Eduardo Obligado, que nos miraba a mi hermanita y a mí , jugando en el patio del fondo, y nos decía con sonriente cariño: Hasta el día de hoy yo era huérfano; ya tengo padre y madre".
(Jorge Luis Borges. Buenos Aires, 17 de noviembre de 1970).
Sergio Massa, Macri y Marcelo Tinelli
En Argentina, la muerte de Carlos Páez Vilaró conmovió a varias personalidades del ambiente político, artístico y cultural, que se pronunciaron rápidamente a través de las redes sociales y otros medios digitales.
El diputado del Frente Renovador Sergio Massa -candidato a las elecciones de 2015- colocó una foto suya en twitter junto a Páez Vilaró. Y escribió: "Chau genio. Te vamos a extrañar. Te queríamos mucho...".
El conductor y empresario Marcelo Tinelli se hizo eco de la muerte del artista y escribió: "Chau Carlos querido. Se te va a extrañar. Gracias por tu generosidad y cariño".
También en la red social del pajarito, el empresario Franco Macri escribió: "Mi sentido homenaje a Carlos Páez Vilaró", linkeando una de las notas de El País sobre el fallecimiento.
La Embajada de la República Argentina en Uruguay expresó su pesar por "el fallecimiento del genial artista y excepcional ser humano, Carlos Páez Vilaró, un hombre querido y admirado por el pueblo argentino, cuyo relieve trasciende las fronteras del Uruguay y de la región para volverlo un referente internacional".
Artículo publicado en El País.
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