Cada día, al atardecer, se oye una oda literaria al astro rey en Casapueblo, una vivienda-museo-taller-hotel-taberna de aires mediterráneos a 15 minutos de Punta del Este. La voz la pone Carlos Paéz Vilaró, uno de los artistas plásticos más reputados de Uruguay, además de amigo íntimo de Picasso, Dalí o Borges.
Recuerda a las sinuosas construcciones rematadas en blanco nuclear y desperdigadas prodigiosamente por el Mediterráneo. Por la griega Santorini, por la costa tunecina o por la mismísima Ibiza, por ejemplo. Incluso se cuelan dejes de la obra de Gaudí. Pero su autor, el artista plástico Carlos Páez Vilaró, recientemente fallecido, insistió una y mil veces que nada que ver. Que lo que quería representar era al típico hombre de campo que vive en una casa de adobe y al nido del hornero, un pájaro propio de Uruguay. Porque ésta es la localización de este casa-museo-taller-hotel-taberna llamada Casapueblo y situada a apenas 15 minutos de la turística Punta del Este. Eso sí, al igual que Gaudí, no utilizó ni un plano para levantar el complejo que se precipita, de forma vertiginosa, sobre el Atlántico. Como por azar. Nada de líneas rectas, curva sobre curva. Siempre mirando al mar.
De ahí las vistas… Fue el mismo Paéz Vilaró, toda una eminencia artística en el país latinoamericano (fue escultor, pintor, ceramista, escritor, muralista, compositor, cineasta….) además de amigo íntimo de Dalí, Picasso o De Chirico, el que planteó el boceto. Y lo hizo pensando en su refugio ideal. Le bastaron unos simples tablones de madera encontrados en la playa para levantar primero una casa, a la que llamó La Pionera. Avanzaba el año 1958.
La ubicación exacta era (y es) Punta Ballena, un paraje recóndito y medio raro cuando el artista compró el terreno al precio de un paquete de cigarrillos el metro cuadrado. Durante 36 años, fue completando lo que denominaría su «escultura habitable». Hoy, puede visitarse el museo-taller, sembrado de collages de gatos (su inspiración divina), cerámicas multicolor, un serial de signos del zodíaco y rincones bohemios (en honor a Mario Benedetti, Picasso, Juan Carlos Onetti, Ernesto Sábato, Nicolás Guillén o Jorge Luis Borges). No faltan murales vinculados a aquellos lugares donde la negritud tiene una fuerte presencia y que nunca dejó de recorrer. Desde Senegal al Congo, Haití o Camerún.
Fue una constante en toda su obra, al igual que las comparsas y el candombe, una manifestación cultural traída por los esclavos africanos a Uruguay. También se pueden encontrar libros en homenaje a la mujer (en general) o aquel otro dedicado a la odisea que supuso buscar a su hijo Carlos, uno de los supervivientes del accidente aéreo en los Andes de 1972. La ruta por Casapueblo continúa en la Taberna del Rayo Verde, un café literario de los de antes.
Y concluye en la terraza La Sirena, donde todos los días, desde 1994, tiene lugar la Ceremonia al Sol al atardecer. ¿En qué consiste? En escuchar, a eso de las 8, una grabación del artista en la que desgrana su peculiar oda al astro rey, describiendo sus bondades y cada uno de los rincones del planeta donde ha visto su caída. Ni una mosca se escucha entonces en Casapueblo. Las golondrinas y las gaviotas comienzan a revolotear alrededor y todos los asistentes esperan, quietos e intrigados, el instante en que el sol desaparece tras el horizonte. Justo en ese momento, Páez Vilaró se calla.
Ya sólo quedaría refugiarse en las habitaciones del hotel Casapueblo. Porque ésa es otra de las funciones del complejo: un alojamiento formado por 72 apartamentos, cada uno diferente, todos con vistas al mar o a la apetecible piscina. También tiene gimnasio y restaurante especializado en cocina internacional. Lo suyo es pedir un chivito, el bocadillo de carne de lomo vacuno (y mozarella, huevo, bacon, cebolla…) más típico de Uruguay.
Más información. Museo-taller Casapueblo. Punta Ballena, 20.003, Maldonado (Uruguay). Internet: www.carlospaezvilaro.com.uy y en Uruguay Natural.
Artículo publicado en Destino Punta del Este
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