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Algo más que termas y playas


Con las Grutas del Palacio, el segundo geoparque del continente designado por la Unesco, Flores ofrece un circuito diferente.

FOTOS

Grutas del Palacio

Lagos de Andresito

Parque escultórico “Zoológico del futuro”

Carpinchos, una de las más de 1.200 especies que habitan la reserva Dr. Rodolfo Tálice

Estos animales se encuentran en situación de semi-libertad.

Como no saben nadar, los monos capuchinos gozan de una isla privada en la reserva.

Huevo de dinosaurio del Museo Departamental “Dr. Fernando Gutiérrez”

El caso de Flores podría describirse aludiendo a ese refrán que dice que hay que hacer de la necesidad virtud. “No teníamos termas, no teníamos playas, pero teníamos que encontrar el interés turístico al municipio”, comenta Hilda Panzardo, encargada de la Oficina de Turismo de Flores en Trinidad, durante una recorrida por los principales atractivos del departamento. 

A partir de esa necesidad, Flores redescubrió lugares que llevaban allí millones de años, pero que hasta entonces habían pasado desapercibidos: se trata de las Grutas del Palacio, que el año pasado fueron  elegidas por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación (Unesco) como el primer geoparque del país, y el segundo en el continente después de Araripe, en Brasil. Las mismas fueron incorporadas a su Red Mundial de Geoparques (CGN, por sus siglas en inglés), que incluye 100 de estos territorios en 29 países. 

De acuerdo a la Unesco, un geoparque “es una zona protegida que cuenta con un patrimonio geológico de importancia internacional” y que debe relacionarse con el patrimonio “natural, cultural e inmaterial” de su zona. 

Las Grutas del Palacio aluden a unas cavernas constituidas por una coraza de areniscas ferrificadas, formada por decenas de columnas de unos dos metros de altura, que le dan ese aspecto palaciego, y cuya formación data de hace 55 millones de años. No obstante, esta denominación no solo alude a este “monumento natural”,  sino también a una decena de sitios que abarcan unos 3.600 kilómetros cuadrados e incluyen Chamangá, donde se encuentran más de 40 pictografías de pinturas rupestres, los Cerros de Ojosmín, área considerada una “ventana tectónica” porque en este lugar se puede apreciar el choque de las placas, o la reserva de flora y fauna Dr. Rodolfo Tálice. 

“Hace siete años se empezó a gestar la idea cuando no se tenía muy en claro que era un geoparque”, comenta Panzardo. 

La solicitud de ingreso a la categoría de geoparque se presentó en 2012. No obstante, cabe aclarar que la propia Unesco creó la Red Mundial de Geoparques recién en 1998 y designó el primer geoparque, situado en China, en 2004. 

Si bien no hay cifras sobre cuánto creció el turismo en Flores después de la designación del organismo de la ONU, Panzardo afirma que han notado un incremento de los visitantes, no solo de San José y Durazno, como era habitual, sino de departamentos como Rocha y Maldonado. “Hay gente que se interesa por lugares que antes no sabía que existían”, comenta. 

Reserva 

El día comienza en la capital de Flores, Trinidad, a 192 kilómetros de Montevideo, una ciudad de unos 21.000 habitantes que ostenta bastantes espacios verdes, monumentos dedicados a los tres partidos políticos y un museo departamental que destaca por haber sido la primera estación de ferrocarril construida por el Estado uruguayo, en 1916. Allí se encuentra una exposición sobre distintos oficios pero el foco de atención es un huevo de dinosaurio petrificado que pertenecía a la especie de los titanosaurios, que vivió hace 70 millones de años.

A dos kilómetros de Trinidad, a lo largo de los cuales hay una ciclovía, se encuentra lo que para muchos es la “joya” del departamento: la reserva Dr. Rodolfo Tálice, compuesta por 75 hectáreas de un predio que anteriormente pertenecía a la intendencia. De entrada gratuita, el lugar llama la atención por su pulcritud y por sus hábitat. 

El parque, que se inauguró en 1991 con algunas aves y una pareja de cuervos axis llamados Rodolfo y Rodolfita, tiene  hay más de 200 de estos mamíferos y un total de 1.200 animales de 120 especies. La reserva no compra ni vende animales sino que los intercambia con otros zoológicos o acepta donaciones (Laetitia D’ Arenberg entregó unos guacamayos, informaron en el establecimiento), así como también animales rescatados del comercio ilegal. 

La reserva no solo se puede disfrutar por la fauna que allí se encuentra, sino que es un lugar muy agradable para pasar el día, con puentes, senderos y lagos artificiales. A la entrada del establecimiento se puede ver a los coatíes y pavos reales que circulan con total libertad y más adelante se encuentran especies en semilibertad como el ñandú, el venado de campo o el carpincho. Los monos capuchinos son de los más afortunados, ya que habitan su propia isla privada (beneficio que no tienen otros monos que sí saben nadar). La reserva también tiene animales en jaulas, como algunas aves y  los felinos. Posee, además, un reptilario, considerado uno de los mejores del país, donde en 2010 nació una víbora de dos cabezas (ya fallecida) y recientemente  una pitón albina amarilla, de 80 kilos, que fue madre de 21 crías.

Grutas del Palacio

El recorrido continuó a las Grutas del Palacio, constituciones rocosas que forman parte de lo que se denomina Cratón del Río de la Plata, formado por rocas duras, como el granito y granodiorita. De acuerdo a la Oficina de Turismo: “Su estructura interna y su localización ha permanecido intacta desde hace aproximadamente 500 millones de años, dándole mucha estabilidad a nuestro territorio, motivo por el que el país no sufre terremotos peligrosos”. 

Las Grutas del Palacio (también conocidas como el Palacio de los Indios) se encuentran a 45 kilómetros de Trinidad. Aunque una leyenda dice que fueron construidas por los indígenas y hay una hipótesis de que sus columnas eran árboles petrificados, se cree que su forma se debe a la acción de la erosión hídrica durante millones de años. Encima de las columnas se encuentra un techo de unos 70 centímetros de espesor.

Dentro de este enclave se hallaron huevos de dinosaurios de hace 70 millones de años y nidos de abejas y escarabajos con una antigüedad de unos 55 millones de años. En la actualidad pueden verse las huellas de zorros que duermen en los recovecos de la caverna. Próximamente un espeleólogo (estudioso de las cavernas) de Brasil intentará determinar la edad de las Grutas del Palacio. 

La entrada tiene un costo de $ 20 e  incluye la visita a un pequeño museo.  

Lagos de Andresito

La última parada del recorrido de un día en Flores fue en los Lagos de Andresito, a 45 kilómetros de Trinidad, un lugar que destaca por la belleza y paz que transmite ese espejo de agua que en realidad es un lago artificial formado en 1982 por la Represa del Palmar, que inundó el antiguo pueblo de Andresito. Su nombre hace honor al indio Andrés Guacurarí, hijo adoptivo de Artigas.

Es una zona recomendada para hacer camping, especialmente en el Parque Nacional Bartolomé Hidalgo, de unas 200 hectáreas y que se encuentra a orillas del lago. Se trata de un lugar ideal para pasar unos días, subirse a las rocas y divisar el devenir pacífico del agua. 

La acción hídrica ha tallado algunas rocas como el “lagarto de piedra”, formación que se asemeja a este animal y cuya antigüedad data de cuando había ríos que nacían de las cadenas montañosas que pasaban por allí y que formaban parte del extinto continente de Gondwana.   Artículo publicado en El Obsevador

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